Da igual el contenido, enviamos una nota de voz e inmediatamente nos surge la imperiosa necesidad de escucharnos a nosotros mismos. Pero, ¿este comportamiento tiene algo de malo?, ¿por qué lo hacemos?.
Muchos expertos ya lo califican de autoaudiomanía y puede haber varias razones que expliquen esta curiosa costumbre.
La primera explicación puede ser bien sencilla, y es la de chequear que todo esté correcto, que se escuche adecuadamente, sin ruido de fondo, que no nos hayamos equivocado en las palabras que escogimos. Es típico de personas que están acostumbradas a realizar comprobaciones varias también en otros ámbitos, como la de revisar si cerramos bien la puerta de casa. Puede contener, en este sentido, cierto grado de obsesión, inseguridad y/o perfeccionismo, pero también la de asegurar que la imagen personal que proyectamos a través de ese audio sea la que queremos.
Tomado de: www.blogs.20minutos.es

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