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Esta madrugada se celebraba la popular MET Gala en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. La del primer lunes de mayo se ha convertido en la noche más importante de la moda gracias a Anna Wintour, la legendaria editora de Vogue. También a celebridades como Zendaya, Penélope Cruz, Jennifer Lopez, Chris Hemsworth o Bad Bunny, que de la mano de los diseñadores más importantes del momento desfilan por una alfombra roja en la que el riesgo forma parte del dress code. Pero este año, si hay una invitada que no ha pasado desapercibida, esa es Kim Kardashian.
Sus estilismos generan debate año tras año. Y éste no iba a ser menos. La empresaria se ha presentado con un ajustadísimo corsé que firmaba Maison Margiela Artisanal para John Galliano que comprimía su cintura hasta el extremo. Tanto, que X (Twitter) se ha llenado de comentarios en las últimas horas en las que preguntas como “¿dónde está su cintura?” o “¿dónde están sus órganos?” se repiten en bucle.
Lo cierto es que este tipo de vestimentas pueden ocasionar riesgos para su salud, sobre todo si se utiliza de manera continuada. El uso del corsé se remonta a las civilizaciones antiguas como un arma fundamental para la seducción femenina por su capacidad para moldear la figura. Esta prenda ha llegado hasta las tiendas que solemos frecuentar hoy en día, aunque con una gran diferencia, y es que los tejidos con los que se realiza apenas alteran la figura. Sin embargo, el de Kim Kardashian tiene más parecido con los que vestía la burguesía que con los que se usan actualmente.
En la literatura médica, en 1970, fue un doctor alemán el primero que mencionó en sus textos que el corsé causaba serias deformaciones de las costillas. Unos años más tarde, un cirujano londinense y un ginecólogo americano realizaron un estudio a 1.000 mujeres y demostraron que el 20% de las que llevaban esta indumentaria veían su capacidad pulmonar reducida.
Con el paso del tiempo, los especialistas han asociado bastantes riesgos al uso prolongado de esta prenda. Lo más probable que suceda es la sensación de mareo o la dificultad para respirar por la presión que el corsé ejerce contra el pecho, provocando que los pulmones no reciban la cantidad de oxígeno necesaria. También se han detectado problemas digestivos, de útero o congestión venosa.
En las situaciones más graves se produce una deformación muscular, una atrofia severa y la desviación de la columna vertebral, hasta el punto de que en la antigüedad muchas mujeres ya no podían caminar si no lo llevaban. También el desplazamiento de órganos como los riñones por la opresión que sufren, llegando a causar problemas de obstrucción de la orina.
Tomado de: www.telecinco.es