Lo que parecía que sería una boda de ensueño para una pareja en Estados Unidos terminó convirtiéndose en una pesadilla. Por lo menos así lo definen Marjorie y Russell Newman, padres de una novia que contrajo matrimonio recientemente en Nueva York. Se esperaba que la celebración de la misma fuera por todo lo alto, pero el hotel organizador de las nupcias se vio en la obligación de interrumpir el festejo.
Los padres de la novia aseguran que el alojamiento, sin ningún tipo de advertencia previa, obligó a los asistentes a interrumpir el festejo por una restricción de ruidos que arruinó el primer baile de la pareja y posteriormente obligó a los asistentes a la celebración a dirigirse a una estancia mucho más pequeña.
Ante la indignación por lo sucedido, la familia de la novia tomó la decisión de instaurar una demanda por 5 millones de dólares contra el hotel por dañar la que habían bautizado como la noche perfecta de su hija, aludiendo a un “incumplimiento de contrato” y el ocultamiento engañoso de las restricciones de sonido.
Cabe mencionar que desde el momento en el que la demanda se instauró, el hotel tomó la decisión de no dar pronunciamientos públicos al respecto.
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